Problemas con el a/a
- Milagros Garcia
- 30 may 2018
- 3 Min. de lectura
Sube la temperatura, baja la temperatura, incapaz de mantener el clima perfecto bajo tus sábanas, eso es un problema. Estar solo es cuestión de costumbre, de adaptación y no a las cosas buenas, lo bueno siempre es llevadero, te hace feliz, casi ni lo notas, lo malo te estremece y te recuerda lo bien que se siente sentirse bien.

Estar sola no es tan malo, hasta que dejas de estarlo y comienzas a sentirlo, no es casualidad que el ser humano haya llegado en pares, y entiéndase que cuando digo pares, me refiero literalmente a un solo par, lo que cambia todo el precepto numérico que indica un mínimo de 0, cuando se trata de seres humanos, el mínimo por la necesaria unión de fuerzas podría siempre parecer que es: 2.
No es casualidad, tienes dos manos, dos pies, hay balance, no es que no puedas vivir solo con una, pero se hace más difícil.
Cuando estás de a uno, puede que no sea tan malo el trayecto, no es malo tomar la decisión de hacer lo que te place hacer, a la hora en la que solamente tú puedas sin la opinión condicional de nadie o viceversa: no es malo permanecer en un estado en el que no estás haciendo absolutamente nada y que nadie salga afectado más que uno mismo, con 0 complicaciones ni daños colaterales, no eres más que tú en un espacio delimitado por tus propias fronteras donde tus pensamientos, decisiones o elecciones son escuchadas por ti y nadie más. Todo eso es bueno, comer o no comer, dormir o no dormir, ir detrás de lo que solo tú quieres, eso: es bueno, y lo es solo y hasta solo cuando ocurren esas pequeñas cosas que te recuerdan que no todo logra ser estupendo estando solo y comienzas a sentir que tienes: problemas con el aire acondicionado.
No es la temperatura, todo indica estar bien, no es la posición, por la forma del espacio está perfectamente ubicado y de cuando en vez suelen aparecer algunos otros inconvenientes, por ejemplo: justo cuando ya estás listo para salir al trabajo y no tienes un espejo de cuerpo completo, hay un mundo esperándote fuera y sales sin correa, el espejo no te avisó, no lo recordaste, nadie te vio, no hay perro en este mundo que te diga: "Hey!, se te queda la correa", o esas largas y entretenidas noches de tv, viendo tu canal y tu programa de televisión favorito, el a/a prendido, hasta que llega la hora de ir a la cama y parece que estás cayendo en un lago congelado, entre sábanas frías, todo te estremece, no hay otro ser donde puedas recostar un pie solo para sentir una fuente de calor que te recuerde que no morirás de frío.
Más que los largos días y los solitarios fines de semana, son esos instantes durante el pasar de una vida en soledad los que te hacen olvidar que estás solo y te comienzan a hacer sentir que lo estás.
Es hermoso estar de a dos, alguien que te abrace, que te mire a los ojos, que te quiera, que te de cariño, alguien que haga que lo difícil parezca un poco menos difícil.

Procura sentirte de a dos.
Sentirte uno cuando hay dos, es lo mismo que estar solo, procura estar con quien te haga sentir que no estás solo.
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